Mi enfoque es integrativo y sensible al trauma, lo que me permite articular herramientas y aspectos de diferentes corrientes terapéuticas en función de las necesidades de cada proceso. Entiendo el acompañamiento terapéutico como un espacio seguro y sin juicios, respetuoso con los tiempos y necesidades de cada persona.

Entiendo que la salud no puede separarse de las condiciones materiales, sociales y políticas que influyen en nuestra vida cotidiana. Desde una perspectiva transfeminista, considero esencial atender al contexto y a las estructuras sociales que atraviesan nuestra experiencia, reconociendo su impacto en el bienestar y en la manera en que nos habitamos y nos relacionamos con el mundo.

Concibo la terapia como una experiencia relacional reparadora y un espacio de sostén, donde lo doloroso encuentra lugar para ser transitado y resignificado, y donde lo genuino puede desplegarse. A través de una escucha ética, profunda y atenta al cuerpo, acompaño a cada persona en su camino de autoconocimiento y reconexión, favoreciendo procesos que amplíen la capacidad de vivir con mayor libertad y autenticidad.